Dentro de los relatos de la pasión de Cristo, encontramos una frase que ha suscitado reflexión a lo largo de los siglos: “Está llamando a Elías”. Esta expresión aparece en los evangelios cuando Jesús, en la cruz, clama en voz alta: “Eli, Eli, ¿lama sabactani?” (Mateo 27:46; Marcos 15:34), que significa “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Los presentes, al escuchar este clamor, interpretaron que estaba invocando al profeta Elías.
Comprender esta escena requiere analizar tanto el contexto histórico y cultural de la época como el significado espiritual que encierra. No se trata simplemente de una confusión lingüística, sino de una expresión cargada de simbolismo que revela la expectativa del pueblo y la revelación del plan de Dios en Cristo.
Elías en la tradición judía
Para los judíos del primer siglo, Elías no era un personaje cualquiera. Según la tradición, el profeta había sido arrebatado al cielo en un torbellino (2 Reyes 2:11), y se esperaba que regresara como precursor del Mesías. De hecho, el profeta Malaquías había anunciado: “He aquí, yo os envío al profeta Elías, antes que venga el día grande y terrible del Señor” (Malaquías 4:5).
Por ello, en tiempos de Jesús, la figura de Elías estaba asociada a la esperanza mesiánica. Muchos esperaban que su aparición antecediera a la liberación de Israel y al cumplimiento de las promesas de Dios.
Cuando Cristo clamó en la cruz, algunos de los presentes interpretaron sus palabras como un llamado a Elías, pensando que este vendría a rescatarlo en un momento de sufrimiento extremo.
La confusión en la cruz
El grito de Jesús “Eli, Eli” en arameo o hebreo significa “Dios mío”, pero sonaba fonéticamente similar al nombre de Elías. Esta semejanza dio lugar a la confusión: algunos espectadores pensaron que Jesús no estaba dirigiéndose a Dios, sino invocando al profeta.
La reacción de los presentes muestra varios niveles de interpretación:
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Ignorancia lingüística: No todos comprendieron el arameo o la intención exacta de Jesús en su oración.
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Expectativa mesiánica: Había quienes creían que Elías podría descender para intervenir milagrosamente.
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Burla o incredulidad: En el contexto de la crucifixión, muchos se mofaban de Jesús, y esta interpretación pudo servir como una manera más de ridiculizarlo.
En cualquier caso, la frase “Está llamando a Elías” refleja la tensión entre la esperanza mesiánica del pueblo y la incomprensión del verdadero sentido de la misión de Cristo.
El verdadero clamor de Jesús
El trasfondo de esta expresión está en el Salmo 22, del cual Jesús citó la primera línea: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”. Con estas palabras, Cristo no estaba desesperado sin esperanza, sino identificándose con el sufrimiento humano y cumpliendo las Escrituras.
El pueblo malinterpretó su clamor, pero el significado era mucho más profundo. Al citar ese salmo, Jesús mostraba que Él era el justo sufriente que llevaba sobre sí el pecado del mundo. Lo que parecía una derrota era en realidad la consumación del plan de redención.
Elías y Juan el Bautista
Un elemento importante para comprender la confusión de los presentes es la relación entre Elías y Juan el Bautista. Jesús mismo enseñó que Juan vino “con el espíritu y el poder de Elías” (Lucas 1:17; Mateo 11:14). Esto significa que, en cierto sentido, la profecía sobre el regreso de Elías ya se había cumplido.
Sin embargo, muchos judíos no lo reconocieron y siguieron esperando una manifestación literal del profeta. Por eso, al escuchar a Jesús en la cruz, algunos pensaron que ese era el momento en que Elías debía intervenir.
Significado espiritual de la frase
La expresión “Está llamando a Elías” puede entenderse como un reflejo de la incomprensión humana frente al plan divino. Los presentes no alcanzaron a ver que lo que ocurría en la cruz no era un fracaso, sino la victoria de Dios sobre el pecado y la muerte.
En lugar de esperar a Elías como rescatador, debieron reconocer que Jesús mismo era el Mesías esperado. La frase pone en evidencia cómo las expectativas humanas a menudo se quedan cortas ante la grandeza del propósito de Dios.
Enseñanzas para los creyentes hoy
La confusión de los presentes en la cruz nos deja lecciones relevantes:
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Nos recuerda la necesidad de discernir la voz de Dios y no confundirla con interpretaciones humanas.
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Nos advierte del peligro de tener una visión limitada del Mesías, adaptada a nuestras expectativas en lugar de aceptar su verdadero señorío.
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Nos invita a ver que en medio del sufrimiento, Jesús no buscaba escapar, sino cumplir la voluntad de Dios en obediencia perfecta.
Conclusión
La frase evangélica “Está llamando a Elías” sintetiza la incomprensión de muchos que presenciaron la crucifixión de Cristo. Para ellos, Jesús estaba clamando por ayuda sobrenatural inmediata; en realidad, estaba cumpliendo las Escrituras y entregando su vida en obediencia al Padre.
Lejos de ser una simple confusión, esta expresión nos recuerda que la cruz es el lugar donde las expectativas humanas chocan con el plan eterno de Dios. Jesús no llamó a Elías para ser rescatado, sino que invocó al Padre, mostrando que solo en Él está la verdadera salvación.